Escondida entre las sombras de una ciudad que se enmudece, una voz murmulla y hace eco. Se ahonda, se encuentra, se expone. Una voz en un cuerpo murmulla y se encuentra en el centro de una ciudad enmudecida. Recibe silencio y se vuelve a buscar. Se aísla, se halla, grita. La ciudad ingresa al cuerpo de la voz. La ansiedad se vuelve el motor de sus articulaciones, los ojos le lloran por inercia. Lleva su suciedad consigo, la esparce. El cuerpo de la voz se vuelve el silencio de la ciudad.
Sin medias tintas y con intimismo clínico, Macarena Peric crea un universo poético crítico de las sociedades del consumo y su falta de empatía. Karma Combustión es una oda a la sensibilidad, un túnel que va volviéndose cada vez más estrecho hasta caber justo en el vacío de un pecho. Las sensaciones se construyen junto con los escenarios, de menor a mayor, de afuera hacia dentro. Las escenas, como postales, rescatan lo enorme en el detalle, lo que se esconde tras el velo.
Cada capítulo engloba una idea. Cada poema resguarda un sentido. Cada página oculta una pena. El alma grita y se graba en esas páginas. Una mano transcribe sus gritos. ¿No es esa la misma mano que aprieta su cuello?
"Si te describiera el infierno,
y te juro, mi amor, que lo he vivido,
¿Igual te quedarías conmigo?"
Ariel Duce Bemez