Crazy Ex-Girlfriend:
De algún lado aprendí todo lo que hoy sé.
Movies in Madness número 4.
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Desterremos del vamos los primeros dos prejuicios: El nombre y el póster promocional. Si no te recomendaron esta serie, ni tenés una mínima noción de qué la va, es probable que no termines de interpretar la manera en la que elige presentarse como una propuesta sumamente irónica. Y está bien, no te faltan capacidades cognitivas o reconocimiento de sarcasmo por ello, nos pasó a muchos.
Ahora ya sorteamos ese dementor. Ya sabés que lo utiliza como una burla absurda a los consumos hollywodenses que nos han impuesto durante años para que no te queden dudas que va ir hasta lo profundo. Pero por si no me crees del todo a mí, me parece indicado que quién haga la introducción a esta edición sea la propia serie.
Estoy leyendo "El fin del amor" de Tamara Tenembaum, donde la periodista, entre marco teórico y citas de autor, mecha su propia vida y menciona los momentos clave delatores de su encuentro con el feminismo.
Lo mismo me pasó al leer a María Del Mar Ramón en "Coger y comer sin culpa" (otro que recomiendo). Ambas autoras nombran entre sus textos los mismos ruidos que yo escuchaba de adolescente adentro de mi cabeza, solo que ellas han podido diferenciar en qué momento exacto, con qué texto o con qué película, ese ruido se volvió imposible de ignorar.
Yo puedo distinguir muy bien el aturdimiento, aunque no puedo fecharlo y ponerle colores en la agenda para decir "es acá y fue por esto". Tengo sospechas, como el consumo de MTV, la obsesión con Daria (serie de animación de los 90's que es la misma que da título a este Newsletter), la música internacional y muy, muy seguramente, el privilegio del acceso a internet.
Pero, distinguiendo o no dónde estaba el interruptor que desnudaba la canción de la opresión para mostrarla tal cual sonaba en realidad, había una premisa inquebrantable: Había lucha feminista. Y, así la estuviéramos consumiendo de manera más o menos consciente, algunos contenidos lograban romper los ladrillos incluso de mi infancia de colegio privado, clasista y de descendencia gorila.
Como siempre, lo personal es político. Me parece necio y caprichoso nombrar las luchas sin nombrarnos, como si no fuéramos parte esencial de las mismas. Para mí, Crazy Ex-Girlfriend llegó en un momento dónde tenía mis motivaciones e ideales muchísimo más decodificados y por eso la entiendo como un mimo al alma, pero también es un contenido necesario para abrir las conciencias de quienes aún duermen el sueño de los justos.
Sea con más o menos teoría encima. Te encuentre en tu casa o militando en un barrio. Sea puro ruido o puedas leer los anagramas que esconde un sistema machista, clasista y heteronormado. Sea cual sea la condición que hoy te para frente al mundo, los contenidos feministas son y serán necesarios no solo para reclamar, sino también para repensar, para frenar, para entendernos, para descansar en el conocimiento de otras y en la comprensión de un dolor colectivo.
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Hay un tema que desde chica me vuelve loca y es el hecho de que las mujeres (hoy en día también algunos varones, pero sabemos que no es una costumbre que esté socialmente exigida a ellos) eligen (si es que acá cabe la palabra elegir) tirar cera casi hirviendo sobre partes del cuerpo sumamente sensibles para hacer algo tan banal como quitarse un par de pelos (que dicho sea de paso están ahí para proteger la zona).
Que no se me malinterprete, estaba (y estoy) LEJÍSIMOS de intentar juzgar a quienes lo hacen. Mi problema no era sentar la vara sobre quiénes elegían hacerlo, sino que me desesperaba no entenderlo. En mi mente se presentaba como un mecanismo de tortura aplicado a conciencia y sobre nuestros propios cuerpos (lo que no quería decir que esa presión no ejerciera también sobre mí). Lejos de sentirlas como unas tontas que se torturaban, me daban envidia aquellas mujeres que se animaban a hacerlo porque yo no podía soportar ese dolor ni entregarme a la práctica, lo que me dejaba fuera de un estatus al que moría por pertenecer.
Y hagamos un párate: yo de adolescente no leía a Virgine Despentes, miraba Rebelde Way. Así que sentía a la vez que muchísima confusión un dolor incomprensible por estar fuera. Me costó mucho tiempo entender que todas estábamos fuera, solo que parte de la gracia de cualquier opresión es que uno se piense de manera individual.
Volviendo, explico toda esta situación porque entiendo que yo no les puedo traer acá una serie de 4 temporadas por semana y pretender que ustedes consuman todo aquello que recomiendo. Pero Crazy Ex-Girlfriend, al tener canciones que son parte de la trama, me permite traer un tópico, un pequeño tópico, y que ustedes puedan ver de qué manera lo desarrolla la serie en tan solo dos minutos y medio y sin spoilearse nada.
Si una imagen vale más que mil palabras, un video de Rachel Bloom (creadora y protagonista de esta serie) dice más que todos mis Newsletters juntos. Por favor tómense dos minutos para ver el siguiente video y entender de qué les hablo.
Crazy Ex-Girlfriend es una serie que reúne todas las cosas buenas que yo tardé años en mechar, decodificar y empezar a entender (no digo "terminar de entender" porque sería pura utopía), haciéndolo de una manera realmente graciosa. Y no lo hace ni cerca de una bajada de línea ni con una mirada juzgona como esa de los nuevos feminismos más dispuestos a condenarte que a acompañarte.
(¿Qué? ¿La sociedad te impone ser súper flaca y vos te sentís mal por no estar dentro de los cánones hegemónicos de belleza? ¡Pero amate, hermana! y si no te amás es culpa tuya por no tener suficiente amor propio) --> en línea con esto les recomiendo el podcast de "Bienestar" de Ocultonas.
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Para ir cerrando quiero destacar que cuando hago esta recomendación soy optimista en dos puntos:
El primero es que creo (y espero) que mis lectores varones también se sientan interpelados con estas narrativas. Los puentes no se pueden construir de un solo lado y los feminismos tampoco.
Desde mi experiencia personal, tanto yo como mis amigas, hemos visto montones de series y películas donde el protagonista es un varón. Sin embargo, me doy cuenta que los varones que me rodean ven menos cosas (en comparación) con protagonistas mujeres, y mucho menos títulos que sean vendidos como de "teoría feminista".
Hay un doble prejuicio en esta elección, aunque sea inconsciente. Por un lado, se presentan los contenidos feministas como los nuevos contenidos "femeninos" (concepto que no solo es errado sino también prejuicioso) y automáticamente, como si la pobre serie fuera un tampón, los varones se distancian de interesarse en verla o si quiera nombrarla.
Por otro lado, pareciera que la lucha feminista es algo que solo nos corresponde a nosotras, como si ellos no pudieran terminar de entender bien cuál es su papel entre tanto reclamo y por las dudas no quisieran tocar nada. Nada más alejado de una construcción igualitaria. Es sumamente injusto que además de ser las oprimidas seamos las responsables de absorber todos los conocimientos y contenidos referentes al feminismo para después poder resumírselos en dos o tres premisas de cómo deberían actuar ante x situación (como si fuera tan fácil, además).
Asimismo, lo mejor que tiene esta serie es que es realmente graciosa y en ningún momento se presenta como una bajada de línea ética, sino más bien como un permiso para reírnos de nuestras propios pecados y nuestras propias miserias. Y si nosotras nos podemos reír de algo tan sanguinario, tortuoso y sin sentido como depilarnos con cera hirviendo zonas sensibles, ustedes también pueden reírse de no saber hablar de sus sentimientos y sublimar llantos y alegrías en los deportes.
El segundo punto en el que soy optimista es en que creo que siguiendo por este camino podemos llegar a un casillero de no-retorno. Dónde los contenidos feministas no sean un animal mitológico sino la subtrama de cualquier producción que consumamos, incluso cuando no sea ese el tópico en cuestión.
Sueño con un mundo dónde todas las jóvenes se identifiquen con mujeres poderosas y ya no se desgarren las vestiduras por parecerse a aquellos personajes que los varones denigran y usan de decoración.
Seguro que falta, pero un paso ya es el camino.
Para agradecerte por leerme te dejo con mi canción favorita de Crazy Ex-Girlfriend (esa que escucho en loop así no esté mirando ningún capítulo). Nos hablamos la semana que viene ♥
PD: Crazy Ex-Girlfriend se ver por Netflix con cuatro temporadas de capítulos de 40min aprox (y absolutamente todos valen la pena).