All of Us Strangers:
Todos los padres son ausentes.
Movies in Madness número 15.
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- Tuve un padre ausente.
- Todos los padres son ausentes.
Esa conversación sucede en alguna de las producciones audiovisuales que vi en los últimos días, pero no pude recordar ni rastrear en cuál. Supongo que la universalidad de lo que se declara dificulta la búsqueda. Chequeo mi diary de Letterboxd que no ofrece ninguna pista. Empiezo a creer que tampoco importa.
Mi casamiento fue un constante aclarar una y otra vez que no habría padres. Algunas fueron más sencillas (como por ejemplo a los fotógrafos), otras bastante más engorrosas... Lo que voy a decir a continuación, juro con toda mi alma que es real, y sucedió en 2022, no en el 1800. La secretaria del Registro Civil (la persona que te anota para darte el turno para casarte) no quería otorgarme el mío porque mi papá estaba vivo y no iba a ir a firmar.
Al año siguiente también me pasó algo comiquísimo en ANSES (obviamente estoy siendo sarcástica). En general no puedo aplicar a becas porque parece que mi papá, sea lo que sea que esté haciendo con su dinero, gana mucha plata (y eso que dudo que declare toda). Cuando era más chica para poder acceder al Progresar tuve que hacer un caos tremendo para que Nación entienda que de mi papá no veía ni un centavo. Bueno, lo logré. Hoy en día (tengo 31 años, no 18) el ingreso que debería considerarse para becas es el mío y el de mi marido. Más no, me volvieron a cruzar los datos con los de mi papá, sólo que esta vez cuando fui a ANSES a explicar (de nuevo) la situación, la señora que me atendió me dijo que lo mío "no era un problema económico, era una herida sin cerrar". Así que ya sabés, si no te alcanza para terapia vas a hacer un trámite a una oficina pública que ahí te analizan gratis.
Yo sabía que mi tema con mi papá estaba bastante cerrado, lo único que no sabía era explicar muy bien por qué (spoiler alert, fue esta película de la que voy a hablar la que me hizo descubrir la razón). Sin embargo, cada persona que conocí a lo largo de la vida me explicó y me re-explicó lo que yo sentía respecto a mi no-relación con mi papá.
Es que parece que es bastante inaceptable que tu papá no te quiera y vos estés bien con eso, puedas seguir con tu vida. Tenés que quedarte ahí rogando la limosna de un amor que él "sabe dar de otras maneras". Una vez una psicóloga me dijo eso, que mi papá me quería, sólo que no sabía demostrarlo. Un poquito la historia de nuestras vidas con el romance ¿no?, el nene que te tira de los pelos en realidad te ama, porque los varones son así. Boys Will Be Boys.
Por suerte llegó Celeste a mi vida (una psicóloga de verdad) que me dijo "tu papá es un forro, sigamos, a otra cosa". Y a partir de esas palabras dejé de someterme a todas las opiniones ajenas, dejé de dar explicaciones constantemente, dejé de sentirme culpable por haberlo superado. Ah porque, claro, aclaro esto por si se topan con una situación similar en sus vidas: hacer sentir culpable a la persona con la que hablan por no sentirse mal porque uno de sus progenitores no la quiere no es muy cristiano y humano de su parte. Piensen las cosas con dos capitas de profundidad de vez en cuando.
Bueno Maca buenísimo, ¿y vas a seguir haciendo terapia con el newsletter o nos vas a contar algo de la película? YA MISMO entro a la película. Pero esta introducción era importante por dos o tres cosas: primero, sé que les encanta el chisme, no se hagan. Segundo, cuento mi vida personal cual libro abierto (sobre todo fracasos y dolores) porque muchas veces fue gracias a leer a otra persona hacer lo mismo que pude sanar o entender. No me creo una mártir por esto ni muchísimo menos, todos elegimos qué contar y qué no de nuestra intimidad, mi elección es esta, nada más. Tercero, porque esta introducción era obligatoria para explicar cuál fue la ficha de dominó que empujó All Of Us Strangers haciendo que cayeran todas las demás.
La premisa de la película se centra en la relación entre Adam (Andrew Scott, el cura de Fleabag) y Harry (Paul Mescal: Normal People, Aftersun, The Lost Dauther, etc.). Pero, lo que más enriquece, perturba, modifica, altera (no, no me decido cuál sería la acción precisa) a esta pareja, es la relación que tienen ambos con sus familias.
Por un lado, un padre muerto, por el otro, un padre vivo pero ausente de otro modo. Ese deseo constante de estar en el lugar del otro es algo que me toca muy de cerca, y no creo que sea una historia exclusiva de All Of Us Strangers y mi vida personal. Todo lo contrario, considero que si la película logra ser tan conmovedora, incluso para quienes no están situados en ninguno de esos dos escenarios, es porque la experiencia es universal. Oh, el cine, oh, la música, oh, la representación artística que nos demuestra una vez más cuán próximos estamos los unos de los otros por más individuales que nos queramos sentir.
Me quejé toda la vida de que la gente me quisiera explicar cómo tenía que sentirme respecto a mi relación con mi papá. De que me obligaran a reaccionar de una manera que ellos veían como correcta, convencidos de entender algo que yo no encontraba en mí misma ni en cómo me sentía. Todos sabían mejor que yo lo que me pasaba, no importaba si me conocían hacía 5 minutos y sólo habían visto mis datos de ingresos en una pantalla.
Pero si tengo esto tan claro, vos dirás, ¿Cuál es entonces la pieza de dominó que cayó? Que yo estaba haciendo exactamente lo mismo que aborrecía tanto. Porque sí, porque a veces los humanos somos pelotudos, es hasta casi parte de nuestro encanto.
No podía entender por qué si alguien se te murió hace un montón de años seguía marcando el pulso de tu cotidianeidad. Parezco fría y distante al contar esto, y seguro lo estaba siendo por no entenderlo (no me siento orgullosa de ello). No lo entiendo porque crecí deseando que mi papá estuviera muerto. Porque si hubiera estado muerto la gente se hubiera compadecido de mí y no me hubiera pedido constantemente que haga funcionar un vínculo sosteniendo el puente de un solo lado (como diría Cortázar). Porque a mis compañeritos de padres muertos le mostraban amor, no desprecio. No les echaban la culpa de que su papá no esté. Si tenían caprichito, si lloraban porque sí, si estaban enojados con lo injusto que era el mundo, estaban justificados. Yo no tenía permiso para sentirme triste ni sola, mi papá estaba ahí vivito y coleando. Incluso era una ecuación en mi vida, una ecuación que siempre aparecía para hacerme daño, pero es mi papá, los varones son así, el problema soy yo, que no lo entiendo. Boys will be... ya saben.
No me daba cuenta de todo ese resentimiento que iba juntado mientras deseaba un padre que me hubiera querido, que me hubiera querido un montón, y que después simplemente se haya muerto dejándome los mejores recuerdos y la tristeza (autorizada) de no tenerlo más. O un padre que me abandonara al 100% permitiéndome imaginarme lo bueno que sería al volver. Yo tuve uno ahí. Uno al que le di millones de oportunidades y en el que deposité todos los diálogos de series y películas de Disney donde los padres se daban cuenta que habían sido malos padres (por cosas muchísimo más leves que las que me ha hecho el mío) y pedían perdón, y daban abrazos, y trataban de ser mejores personas.
No me daba cuenta que yo le exigía a los demás un poder de superación que creció en mí a base de darme 85 veces la cara contra la misma piedra. De presentar todas las posibilidades para que mi papá se sintiera en un espacio contenido para amarme (a la manera que le salga) mientras él demostraba que era más feliz haciéndome daño. Yo también pinté escenarios en mi mente con mi padre imaginario, pero tuve en cambio la posibilidad de vivirlos y descubrir (una y otra vez, porque ya dijimos que para algunas cosas tan inteligente no soy) que no eran como los soñé.
Había entendido cómo hacer mi vida sin esa variable, pero porque había buscando la variable una y otra vez mientras me daba escupitajos en la cara hasta que descubrí que mejor era dejar de rogarle un amor que no tenía. ¿Pero si solo existe el escenario imaginario? ¿Si no hay posibilidad de un acto de cierre? ¿Si queda siempre dibujado el punto suspensivo? Como esas canciones que sólo sabemos el estribillo y no podemos lograr que se vayan de nuestras cabezas.
All Of Us Strangers no da muchas lecciones de vida, pero tiene un mensaje al final bastante claro. No creo que deba ser yo quién se los cuente, porque es muchísimo más rico que lo vean en la película. Pero tampoco creo que sea algo que no sepan en su interior, sólo es cuestión de recordar ponerlo en práctica.